Mientras degusta el menú de tapas filipinas con arroz ilimitado en la terraza de Ollies Café, Bicocca empieza una conversación casual con una persona de origen oriental y que dice llamarse Phu Tohn, persona que le manifiesta estar interesada en temas de los considerados profundos y le cuenta que años ha tenía frecuentes conversaciones con una persona de gran lucidez e inteligencia y que un buen día le espetó "¿qué sabes de la nada?. Toda la vida pensando sobre la nada y sigo sin tener ni idea de que es la nada. A ver si me puedes decir algo".
Los hay, replica Bicocca, a quienes se les mete una cosa en la cabeza y parece que han sido atrapados en un laberinto del que no encuentran salida. Conocí a una persona que sólo rumiaba y hablaba de la compasión. Al comentarle tal extravagancia, Pedrotta me dijo que el único monotema que interesa es el de bregar para estar siempre en un estado placentero en cierto grado, algo tan fácil o tan difícil de lograr como saber hacer clic o clac frente a toda circunstancia, elegir entre placer y displacer es una opción y puede ser una decisión, aunque, continuó, muchos son quienes necesitan obsesiones o cuelgues para combatir el tedio y, o, el sufrimiento o quien sabe qué; también hay quienes se entregan a palabras, conceptos y sentimientos que quieren creer sublimes para convencerse de lo errado que está el mundo y con el fin de sentirse y ser vistos como elevados. No te contado que no ligaba nada por internet ni poniendo fotos de cuando tenía dieciocho años, no me comía un rosco. Ahora me pongo una máscara y cuento rollos y me va fantástico.
Ahora recuerdo, continúa Bicocca, que un día Práxedis me habló de la nada; me dijo que se podía considerar la nada lo todavía no creado, lo que todavía no había sido alcanzado por la continúa expansión de todo hacia el infinito, y me puso este ejemplo: la parte de un libro que se está escribiendo y que todavía ni se ha imaginado está en la nada y se convertirá en algo cuando se haya creado. La creación, invadiendo la nada, siempre y en todo continuamente se produce, es un imperativo cosmológico.
Y continuó, el quid está en saber si la información una vez creada se conserva o desaparece, es decir si el pasado viene a ser o no un retorno a la nada. Lo mismo se puede aplicar al futuro, ¿el pasado y el futuro son o no son la nada?. Nuestro presente, tanto personal al igual todo lo existente, viene a ser como un resultado, una cúspide de lo ocurrido en el pasado, en este sentido el pasado mantiene una existencia; igual o parecida presencia tiene en el presente la previsión del futuro. A efectos prácticos, lo que consideramos como presente viene a ser una lámina temporal que incluye el pasado y el futuro cercanos.
¡Qué lío! exclama Phu Tohn, me quedo con lo de vivir siempre placenteramente ¡qué maravilla!
Tomando con Bicocca en http://bit.ly/antroom
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