Foto del libro Tres hermanos y una madre
Junto a la Plaza Atarazanas se encontraba el Club 71
Novela Figapacola en Apuntadores. Sigue los extractos completos según se escriben
Retomemos el hilo de nuestro relato y volvamos a Taule.
Taule asistió por recomendación de un amigo a una charla informativa de CC. Se quedó tan maravillado de lo que oyó que quiso hacer el curso de formadores de CC. Los formadores son las personas que dan las charlas informativas y asesoran en la formación de grupos de CenA.
Conviene aclarar aquí que son CC, Club de Creatividad, y los grupos de CenA, Creatividad en Acción, y su historia.
CC no tiene actividad económica ni empresarial, por este motivo es un club. Cada grupo es independiente y su función principal es la de fomentar la creatividad y además ayudar en la resolución de los problemas personales, el logro de las metas de cada uno y la diversión común.
Nadie es nunca expulsado de CC. Si uno encaja en un grupo, se le busca otro o se le ayuda a que forme uno con personas afines. A lo más se le puede inhabilitar temporalmente para ocupar cargos de responsable fuera de su grupo.
En los inicios una vez plenamente operativos 6 grupos de Creatividad en Acción, se pasó a elegir a un responsable, digamos, de nivel 2 y que podía ser cualquiera de los integrantes. Sus funciones principales son la de coordinar la colaboración e intercambiar si procede participantes para que los grupos sean lo más armónicos posible. Cada grupo podía presentar un candidato.
Como vemos la elección de responsables se hace desde la base y el elegido continúa formando parte de su grupo. Si en un punto dado hay más de un candidato igual de óptimo, se resuelve por sorteo.
Al formarse más grupos y cuando se alcanzaron 6 grupos de 6, se eligió a un responsable de tercer nivel.
Cuando se alcanzó el nivel cinco, al conglomerado se le pasó a llamar Club de Creatividad, más conocido por sus siglas CC.
Los grupos de CenA son de siete personas. Este número permite que una reunión transcurra como una conversación. Un número mayor implica que el que se dirige a todos lo haga como si diese un discurso, lo que lo carga de formalidad y falta de espontaneidad. Un grupo más pequeño robaría independencia individual y obviamente reduciría las aportaciones a ideas e iniciativas. Al ser impar, el siete impide la división del grupo en parejas y los empates, y aunque las decisiones y responsabilizarse de ellas corresponde al responsable del grupo, puede así contar con el respaldo moral de que las decisiones cuentan con una mayoría.
La principal tarea del responsable es salvaguardar la armonía dentro del grupo y si ve que ya no goza de su confianza o si él mismo no se siente capacitado o considera que otro miembro es más apto debe presentar su renuncia, lo mismo se refiere a sin un miembro ve que no encaja en el grupo, no debe esperar a ser expulsado, él mismo debe pedir pasar a otro. Será el responsable del segundo nivel quien se encargue de su recolocación.
Taule se quedó fascinado por la funcionalidad de este tipo de organización único en el que no hay escalafón y los responsables son siempre elegidos desde la base y cualquiera puede pasar de abajo directamente a arriba del todo, añadir a ello la total independencia de los grupos de CenA, al mismo tiempo beneficiándose del conjunto de CC.
Lo que más le gustó fue que todo se basaba en una practicidad en busca de la eficacia.
Tal fue su aplicación, entusiasmo y dedicación que al poco tiempo fue contratado por m'AMA una tarde a la semana para dar charlas y asesoramiento en la franquicia Sandia llamada Club 71, situada en carrer de Sant Pere.
El Club 71 es un emprendimiento de La Propia que rememora las actividades de varios locales que existieron en esta calle.
El antiguo Club 71 fue en su origen una barra americana, un tipo de local muy popular y ...
Los clientes por regla general lo que querían era follar y algunas, la mayoría, acababan aceptando previa generosidad por adelantado.
Con la aparición de los puticlubs este tipo de bares pasaron a la historia.
Y así, estando el local cerrado fue cogido, en plan privado, por unos amigos para encuentros y fiestas de lo más subido de tono.
Algún poder ignoto tenía el local que inducía al desvarío de las partes bajas...
Es reseñable que organizaban los sábados al mediodía generalmente una sardinada junto a un chiringuito que estaba poco antes de Can Perantoni. Las bebidas y las mesas las ponía el chiringuito que era atendido por La Bella de la Bahía, confraternizante del grupo. El guateque continuaba después, ya en formato orgía...
El final del local se debió un incendio que lo dejó calcinado. Como suele pasar en estos casos, voces piadosas lo atribuyeron al deseo de cobrar el seguro, por cierto inexistente. Voces todavía más piadosas equipararon su fin a manos del fuego al de la antigua Sodoma en castigo a los pecados allí cometidos. Este fue el caso de una madame que por lo visto no consideraba a su cubil de putiferio merecedor de tal atención divina.
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