Un soberbio consolador negro de un tamaño de monumento fue robado de detrás de la barra de Aries poco antes de su cierre.
Debemos perdonar al ladrón pues podemos pensar que debió ser víctima de un desvarío de deseo incontrolable que lo llevó a la cleptomanía.
Dado el tiempo transcurrido a día de hoy nos podemos hacer algunas preguntas obvias:
¿ha entrado toda? y en caso afirmativo ¿necesita ya algo mas grande, aunque parezca imposible?
y como se dice que con el pecado va la penitencia ¿como castigo no se habrá vuelto compulsivo pollonófilo y está ahora condenado a la eterna búsqueda insaciable de enormidades?
¿estará el objeto como estatua decorativa en el comedor y así trastornar a los invitados y quitarles el apetito?
¿habrá sido a su vez robado por otro cleptómano sobrevenido?
Si alguien sabe algo por favor un update.
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